La salud sexual es poder vivir la sexualidad de forma integral, autónoma, igualitaria, satisfactoria y respetuosa, con la garantía de los derechos sexuales y reproductivos.
El concepto de sexualidad es muy diverso en relación a los factores culturales, religiosos y sociales, entre otros. La sexualidad nos acompaña a lo largo de toda la vida, desde que nacemos hasta su muerte, y se expresa tanto en el ámbito de las emociones como en el del comportamiento.
Algunas enfermedades como la diabetes, la hipertensión, la hipercolesterolemia y las afectaciones neurológicas, entre otras, pueden favorecer las disfunciones sexuales. Es un problema de salud que puede afectar a hombres y mujeres, pero que puede ser tratado y de esta forma favorecer el disfrute de la sexualidad.
Hoy en día, hombres y mujeres tienen una vida más larga y con mejor salud. Como resultado de esta mejora en la salud muchas parejas siguen disfrutando de la intimidad y de su vida sexual satisfactoriamente. Ni la menopausia ni la andropausia son conceptos de la vida sexual. La menopausia es un concepto referido a la fisiología reproductiva y no se puede equiparar a la andropausia. Esto significa que la menopausia en ningún caso significa el fin de la vida sexual de la mujer, aunque sea el fin de la vida reproductiva. Y la andropausia no es el final de la vida reproductiva del hombre y, por tanto, no es equiparable a la menopausia, es decir, a partir de cierta edad, diferente para cada hombre y según su estado de salud, la vida sexual masculina puede tener varias adaptaciones tal como hemos dicho antes, pero en condiciones normales no existe un cese de la vida sexual repentina.
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